¿De qué ha servido tanta fanfarria y celebraciones de sectores del gobierno, o cercanos a él si la Ley de 40 horas que entró en vigencia el pasado 26 de abril ha entregado la jornada de trabajo a las decisiones y caprichos de la patronal?
Vemos como con desesperación comenzaron a aparecer dictámenes de la Dirección del Trabajo –DT – al ver que la brillante nueva ley comenzaba a demostrar que no era tan maravillosa, ya que esta venía aparejada de acuerdos previos entre el gobierno, empresarios y “los representantes de los trabajadores”. Varias centrales sindicales como la CUT, la CAT, la CTCH, conformaron la mesa técnica que permitió la rebaja de la jornada en 5 horas en 5 años, con flexibilidad y adaptabilidad de jornada incluidas.
La rebaja de la jornada de trabajo vino de la mano de varios acuerdos, que aunque el Ministerio trató de desmentir, las y los empresarios le enrostraron que era un acuerdo, por lo tanto sí era posible rebajar la jornada en 10 o 12 minutos diarios, tal cual lo indicó la Ministra del Trabajo Jeanette Jara en el programa Chilevisión Contigo en abril pasado. Más tarde, un dictamen de la DT determinó que al no haber acuerdo entre las partes, se debería rebajar la primera hora en un solo día…. Pero la pregunta que ahora nos hacemos… ¿existe equilibrio entre lo que quiere un trabajador y lo que quiere o imponga el patrón?… NO.
La reducción de la jornada de trabajo además viene aparejada a la flexibilidad y adaptabilidad de la misma, en la cual las y los patrones bajo su criterio podrán “acordar con sus ‘colaboradores’ acomodarla a las necesidades de la producción de la empresa”. Nuevamente nos surge la pregunta: ¿existe equilibrio entre lo que quiere un trabajador y lo que quiere o imponga el patrón?… NO.
Actualmente la reducción de la jornada en una hora es un hecho, pero ¿es como lo muestran los noticiarios y matinales de la prensa que está al servicio del sistema, del gobierno y los empresarios?… NO.
Existen miles de trabajadores que no les quedó otra que asumir la reducción de la jornada tal cual fue impuesta por el patrón o de quienes le hacen la pega (RRHH, jefes, mandos medios, gente que no tiene conciencia de Clase), viéndose forzados a firmar un anexo de contrato bajo el temor a perder la pega, haciéndose eco de la crisis del desempleo, que informa la prensa servil al sistema. Saben que generar miedo funciona. Por lo mismo ni hablar de denunciar en la Inspección del trabajo y sus posibles consecuencias.
¿Cuántas y cuántos trabajadores aún no gozan de esa hora libre?, ¿Cuántos se han visto forzados a trabajar esa hora como extra?, ¿a cuántos aún ni siquiera les rebajan la jornada? Las y los empresarios son pillos y saben que la Inspección del trabajo no tiene la capacidad de fiscalizar a miles de empresas, grandes, medianas y pequeñas. A esto se suma el desconocimiento de la DT sobre la realidad que vive la clase trabajadora basada únicamente en el número de denuncias. Las y los trabajadores por miedo o por pensar que eso no va a ninguna parte, no denuncian. El que no exista denuncias en la Inspección del trabajo o haya una baja cantidad, no significa que las y los empresarios de buenas a primeras estén aplicando esta mala Ley.
Otra de las premisas a la hora de alardear sobre la rebaja de la jornada es que tendremos más tiempo libre, pero ante los bajos sueldos ese tiempo será para buscar otra pega, pitutear en lo que venga para hacer unos pesos extras para llegar a fin de mes.
La reducción de la jornada debió ser solo eso: rebajar las horas de trabajo sin ningún otro tipo de concesiones a empresarios, como lo es la flexibilidad y la adaptabilidad.
El Ministerio del Trabajo, la Dirección del Trabajo – DT – y las Inspecciones del Trabajo deben garantizar fiscalizaciones sin aviso previo a cualquier empresa o rubro que cuente con trabajadores, pequeños almacenes, comunidades de edificios y condominios y pequeñas empresas donde los trabajadores son muy pocos y la realidad que viven ahí las y los trabajadores pasan desapercibidas.
El Ministerio del Trabajo, la Dirección del Trabajo – DT – y las Inspecciones del Trabajo deben garantizar el contar con una mayor cantidad de funcionarios que puedan realizar dichas fiscalizaciones a la brevedad y cada vez que se realice la rebaja de la jornada en 2026 y 2028.
Así también es importante que los sueldos aumenten para no tener que estar obligados, obligadas a buscar segundos o terceros ingresos para sobrevivir.
Y nosotros, como Clase, Trabajadoras, Trabajadores, cuando denunciamos en la Inspección del trabajo debemos utilizar correctamente la INDEMNIDAD (Este es un medio de protección legal a favor del trabajador/a que ha sido objeto de represalias ejercidas por su empleador/a en razón o como consecuencia de la labor fiscalizadora de la Dirección del Trabajo, NO es un fuero, sino una indemnización adicional al finiquito que determina un juez laboral de entre 6 a 11 meses de sueldo. Es importante que el o la patrona esté en conocimiento de que se le ha denunciado en la Inspección del trabajo: cuando se fiscaliza el Inspector/a informa de la Indemnidad, ahora bien, si hay temor a represalia porque el patrón/a se entere antes de que fiscalicen se debe notificar por escrito al mismo, guardar copia de la carta recepcionada, con timbre y nombre de quien la recibió en la empresa o copia del correo electrónico, así no pueda desconocer que estaba informado) como una manera de resguardarnos ante la represalia del patrón.
Es necesario unirnos como Clase para crear una gran fuerza sin ataduras a los gobiernos de turno, a las y los empresarios, a los partidos políticos y toda o todo aquel que pretenda acorralarnos, silenciarnos, atarnos, para que en total libertad e independencia, avancemos como Clase por más y mejores derechos y una vida digna.